Ciclo Jóvenes Pianistas (I)

Itzíar Gil

Adelaida Ortiz

Entrada preferente de socios de Juventudes Musicales.
Entrada libre hasta completar aforo.


PROGRAMA

PRIMERA PARTE

Itzíar Gil

L. van Beethoven (1770-1827)

Sonata N.º 30 en mi mayor, Op. 109

I. Vivace ma non troppo – Adagio Espressivo
II. Prestissimo
III. Gesangvoll, mit innigster Empfindung (Andante molto cantabile ed espressivo)

SEGUNDA PARTE

Adelaida Ortiz

C. Debussy (1862-1918)

Images oubliées (L. 87)

I. Lent (mélancolique et doux)
II. Souvenir du Louvre


G. Gershwin (1898-1937)

Songbook (selección)

4. Do it again
7. Somebody loves me 
9. That certain feeling
10. The man I love
14. ‘S Wonderful
17. I got rhythm
18. Who cares? (as long as you care for me) 


ITZÍAR GIL

Comienza sus estudios a los 8 años en el Real Conservatorio Profesional de Música de Almería como alumna de Juan Manuel Hidalgo, quien será su tutor durante el Grado Elemental y Profesional. Durante este periodo gana el V Concurso Mi Piano de Jaén, en 2016, y obtiene el Segundo Premio del VI Concurso de Jóvenes Solistas del RCPMA Manuel del Águila, en 2019, en el cual realizó su primera actuación como solista, interpretando el Concierto N.º 23 de Mozart con la orquesta del RCPMA.

Al mismo tiempo, completa su formación con cursos y masterclasses impartidas por pianistas como Mariana Gurkova, Patrín García, Javier Herreros, Michele Campanella, Laura di Paolo, Alessandro Mercando o Claudio Trovajoli. En cuanto a su trayectoria en música de cámara, forma parte desde hace dos años del Quinteto de Cuerda con Piano Sodium Quintet, el cual participó en la última edición del FEX, dentro del Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

Actualmente estudia 4º curso de Piano en el Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia, donde trabaja bajo la tutela de José Luis de Miguel Ubago.

ADELAIDA ORTIZ

Nace en Baeza (Jaén) en marzo de 2002, donde comienza sus estudios musicales en el Conservatorio Elemental Ramos de Pareja, continuando sus estudios profesionales en el Conservatorio Profesional de Música María de Molina. Actualmente cursa los estudios de interpretación de piano en el Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada. 

Forma parte de la Orquesta de la Universidad de Granada y de diversas agrupaciones surgidas en su centro educativo, entre las que destaca Duo Arrayán por su trayectoria en diversos recitales. Fue participante del Maratón de Piano en el marco del Premio Piano Jaén y del Festival Internacional de Música y Teatro Villa Navas de San Juan en los años 2021 y 2022, junto a actores como Andrés Requena o Manuel Salas.


EL CAMINO DEL CREADOR A TRAVÉS DE LA TRANSGRESIÓN DE CONVENCIONES MUSICALES.

Es un hecho innegable que, a lo largo de la historia de la música, siempre han existido personalidades que, transgrediendo las convenciones de la época en pos de adecuar su arte a un mundo que presentían por venir, abrieron un nuevo camino de creación y composición artística. A pesar de lo que puedan esgrimir los enemigos de la verdad y de los hechos consumados (esos postmodernistas) el genio siempre fue quien se sintió desamparado en su creatividad por las reglas de la época en la que le tocó vivir, y tuvo que expandirlas hasta, incluso, quebrarlas, en un acto tanto de rebeldía como de supervivencia artística. Este suceso originaría unas nuevas convenciones que serían desarrolladas por otros, dando lugar a otro periodo histórico, y ampliadas y rotas al fin, para otra vez generar un nuevo estilo más acorde con la sociedad y el arte del momento… 

Uno de esos genios, y nunca más propiamente calificado así, fue Beethoven. En un momento de crisis del mecenazgo y patronazgo (último tercio del s. XVIII), en el que los músicos dejaban de ser meros sirvientes de una corte o una institución eclesiástica, cuando Napoleón prometía la liberación y el fin del absolutismo, Ludwig van Beethoven puso el foco en su interioridad, surgiendo la idea de genio romántico. 

De sus tres etapas compositivas (inicial, «heroica» y tardía), es en la central cuando comenzó a estirar las formas musicales hasta causar incomodidad a un público aún hecho a la composición clasicista. Y podría aducirse (y muchos así lo expresan) que su última etapa puede considerarse ya como romántica, abandonándose completamente a la idea de libertad, y al pensamiento en la música como vehículo a la belleza misma, a la felicidad misma, al yo interior que no es otro que el yo universal.

Fruto de esta etapa, además de la Missa Solemnis, la Novena Sinfonía, y las Variaciones Diabelli, es la Sonata en mi mayor, opus 109, dedicada a Maximiliana Brentano con estas palabras: «[…] Es el espíritu que une en este mundo a las personas buenas y nobles, y que el tiempo no puede destruir…». El Vivace ma non troppo es, según Reinecke «el más libre y nuevo de los tiempos iniciales en las últimas sonatas», y es que el establecimiento de la tónica (mi mayor) y la modulación a la dominante (si mayor) se realiza en seis o siete segundos, fusionando los temas principales hasta alcanzar el característico «autoboicot» beethoveniano con la llegada del súbito y sombrío arpegio de 7ª disminuida que introduce al Adagio espressivo. Muchos, como Bülow, Nagel o de la Guardia, definen este adagio como una fantasía cuya vaguedad de contorno rompe toda relación con la sólida arquitectura de la forma sonata. El último acorde de este primer movimiento ha de sonar como si estuviera en un segundo tiempo, no en tiempo fuerte, porque está específicamente enlazado con el inicio del Prestissimo por la indicación de pedal. Segundo movimiento, en el homónimo menor, de desarrollo compacto y ritmo firme, que deja entrever con más claridad la forma sonata en compás de 6/8. La cumbre se alcanza, sin lugar a dudas, en el tercer movimiento Andante molto cantabile ed espressivo, con la forma «tema con variaciones», bajo la indicación alemana «Gesangvoll, mit innigster Empfindung» cuya traducción podría ser la de «cantable, con el más íntimo sentimiento». Esto es romanticismo. Jamás Beethoven había utilizado el tema con variaciones en una sonata y aquí lo desarrolla con una inspiración y elaboración a la altura de sus obras más encumbradas. Las variaciones han de sucederse sin pausa, desde el tema mezza voice, pasando por la primera variación molto espressivo, la segunda leggieramente, el contrapunto doble a la octava de la tercera variación, la cuarta, quizás la más brillante y magistral, la complejidad polifónica de la quinta variación, y la sencillez de la sexta, que retorna al tema principal, esta vez más cantabile que el mezza voice inicial. 

Y ese Romanticismo musical que, de alguna forma, vislumbró el genio de Bonn, llegaría a su final precisamente por la ruptura de esas convenciones románticas. Esta transgresión ya había sido perpetrada por Wagner con el famoso «acorde de Tristán», donde la disonancia ni se prepara ni se resuelve, y es Debussy quien esgrime que habría que mirar al compositor de Tristán e Isolda como un ocaso y no como un amanecer. De esta manera, el cambio de siglo (del s. XIX al s. XX) y todas sus traumáticas y veloces transformaciones tecnológicas, científicas, filosóficas, sociales…pedía un nuevo hacer musical que Debussy supo adivinar, pensando que Wagner había exprimido un sistema tonal que ya no podía dar más de sí, y creando música, por ello, en la vanguardia de la tonalidad sin funcionalidad ni dirección.

En Images oubliées, Debussy hace gala de su influencia simbolista, más que impresionista, como comúnmente se piensa. Esa creación de atmósferas oníricas, imágenes no adscritas a un tiempo concreto, sin direccionalidad, es característico de un simbolismo que no quiere ni mostrar ni relatar ni exaltar emociones, solo evocar, ensoñar… Estas son unas intenciones musicales claramente antirrománticas. Es extraño, por otra parte, que no haya indicaciones escritas con respecto al pedal de resonancia, tan importante en estas piezas como en todas las composiciones de Debussy. Pedal que ha de ser usado en esas secuencias de acordes de sexta, novena y undécima, y en el movimiento paralelo de tríadas, para aclarar un poco esa nebulosa de disonancias armónicas.

Finalizando ya este recorrido transgresor de convenciones musicales, no hay que olvidar a Gershwin, quien, en su audacia musical, desafía las nociones preexistentes de género y estilo; su habilidad para fusionar elementos de la música académica con la frescura del jazz es simplemente magistral. En cada página del Songbook, presenciamos una danza cautivadora entre la estructura clásica y la improvisación jazzística. La transgresión de las fronteras convencionales se manifiesta no solo en la fusión de elementos, sino también en su enfoque inimitable para reinventar melodías familiares. A través de ingeniosos cambios armónicos y variaciones rítmicas, Gershwin nos invita a redescubrir la familiaridad en formas completamente nuevas. Este Songbook no solo es un tributo a la creatividad desenfrenada del compositor, sino también un testimonio de su impacto duradero en la música estadounidense. Su capacidad para desafiar y trascender las barreras estilísticas establece un estándar para la innovación musical que sigue siendo relevante en nuestra contemporaneidad.

                                       Alfonso Fernández López


ORGANIZACIÓN Y COLABORACIÓN

Organiza: Juventudes Musicales Granada

En colaboración con: Fundación Caja Rural Granada

Entidad Protectora: Fundación Caja Rural Granada

Colaboradores Principales: Mercagranada, ESCOEM

Otros colaboradores: Festival Discos, Pianos Francis, Cervezas Alhambra, Ilustre Colegio de Abogados de Granada, Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Granada, Hoteles Porcel, Hostal Costa Azul, Manuel Leonés Afinador

Fecha

miércoles, 29 noviembre 2023
Expired!

Hora

20:00

Localización

Auditorio Caja Rural Granada
Auditorio Caja Rural, Av. Don Bosco, 2, 18006 Granada

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